Estas son las principales conclusiones
de uno de los estudios que hemos realizado en el Centro de Estudios e Investigación para
la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM) con el
objetivo de desvelar cuáles son los factores que explican la mejora en los
niveles de subnutrición en los países en desarrollo.
Aunque el crecimiento económico es un
requisito previo importante para mejorar la nutrición en estos países, no es
una condición suficiente. La inversión en acceso al agua, salud y educación han
demostrado ser factores clave a la hora de reducir los niveles de población
subnutrida.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la subnutrición como la ingesta de alimentos insuficiente
para satisfacer las necesidades de energía alimentaria de manera continua. El
hambre y la subnutrición son problemas persistentes que afectan a más de 800
millones de personas especialmente en los países en desarrollo.
La velocidad a la que se logra reducir
el número de personas subnutridas no es la misma según el país que se analice.
A pesar de los progresos obtenidos en la reducción del hambre, el problema de
la subnutrición en los países en desarrollo continúa siendo un reto pendiente
de resolver por la comunidad internacional.
¿Qué factores explican que la mejora en
los niveles de subnutrición sea más rápida en unos países que en otros?
¿Contribuye el crecimiento económico a acelerar la reducción de los niveles de
subnutrición?
Para intentar responder a estas
preguntas, definimos modelos econométricos con datos de panel utilizando como
fuente la base de datos de los indicadores de desarrollo del Banco Mundial.
La muestra utilizada ha sido de 27
países en desarrollo, en un período temporal comprendido entre 1991 y 2012. Los
primeros resultados evidenciaron que no todos los países han seguido
una misma pauta en su evolución:
mientras que unos han conseguido grandes
avances en breve espacio de tiempo, otros han visto cómo la mejora en los
niveles de subnutrición requería de un mayor plazo.
Los resultados del estudio permiten
concluir que son necesarios casi dos años de crecimiento anual de
ingresos para conducir a mejoras en la subnutrición.
A su vez, a medida que el crecimiento
económico se sostiene en el tiempo, su impacto en la reducción de la
subnutrición es mayor, de modo que el impacto positivo del crecimiento
económico sostenido en un plazo de entre tres y ocho años es superior al
impacto del crecimiento económico en el corto plazo.
El crecimiento económico es necesario
para reducir los niveles de subnutrición, pero no es una condición suficiente.
El impacto del crecimiento económico sobre la subnutrición muestra una doble
vía: el impacto directo asociado al aumento de la renta per cápita y un impacto
indirecto en la subnutrición vinculado a la inversión en servicios sociales,
como es la inversión en educación, salud, acceso al agua y saneamiento.
En el estudio se demuestra que el
impacto indirecto del crecimiento económico a través de las citadas inversiones
clave para la seguridad alimentaria supone cerca del 50% de su impacto total
sobre la subnutrición.
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