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viernes, 2 de diciembre de 2016

LOS SUPUESTOS PELIGROS DE TOMAR AGUA DE UNA BOTELLA QUE HA ESTADO MUCHO TIEMPO SOL.




















Dentro de un vehículo (automóvil o "carro" como se les llama en algunos países).


La primera versión conocida (en inglés), data de 2003, y menciona que el plástico utilizado en las botellas (al que se conoce como Polyethylene Terephthalate o PET), contiene un elemento potencialmente cancerígeno (Diethylhydroxylamine o DEHA).

Según el mensaje, "las botellas son seguras solo si se utilizan una vez, ya que el constante lavado y enjuague, puede hacer que esos agentes químicos causantes de cáncer sean liberados."


Un tercer mensaje, distribuido por primera vez en 2004, advierte que la congelación de las botellas de plástico puede liberar dioxinas cancerígenas en el agua que las mismas contienen.



La cuarta y quinta versión -ésta última la que ahora vemos en español-, data de junio de 2007, y menciona el peligro, relacionado esta vez con el cáncer de mamas, de tomar agua de botellas recalentadas por haber estado mucho tiempo dentro de un automóvil expuesto al sol.


Según Barbara y David P. Mikkelson (1), responsables del mejor sitio de referencia para esta clase de leyendas urbanas (Snopes.com), los orígenes de esta mentira, podrían basarse en la tesis de maestría de un estudiante de la Universidad de Idaho (2), que por alguna razón llegó a la prensa sin haber sido comprobada (3). Esta tesis (fechada en 2001), no refleja un nivel de rigor científico que proporcione información precisa y fiable sobre la seguridad de estos productos, además de cometer errores en la mención de ciertos elementos involucrados.


Concretamente, el elemento llamado DEHA (en realidad Diethylhexyl Adipate, y no Diethylhydroxylamine como dice alguna de las versiones del hoax), no está incorporado en las botellas de plástico. Dicho de otra manera, el DEHA no es inherente a la composición del Polyethylene Terephthalate (PET), ni como materia prima, ni como subproducto o producto de descomposición.

Esto lo afirma la propia agencia estadounidense de medicamentos y alimentos (FDA por sus siglas en inglés, Food and Drug Administration), quien regula el agua embotellada como un producto más dentro del rubro alimentos envasados, así como lo hace con los envases propiamente dichos. Según la FDA, el PET cumple con las normas que debe tener cualquier material que esté en contacto con alimentos. Las clasificaciones de la FDA requieren un nivel de estándares muy altos para ser aprobados.

De todos modos, aún cuando no es un componente del PET, el Diethylhexyl Adipate, un plastificante utilizado en muchos otros productos, ha sido aprobado por la FDA para aplicaciones en contacto con alimentos, ya que no representa un riesgo para la salud.


En algún momento, la Agencia de protección ambiental (EPA), incluyó el DEHA en una lista de productos químicos tóxicos, pero luego fue retirado, al comprobarse que el mismo no puede producir cáncer en los seres humanos. Esto también lo avala la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) (4).


Estudios más recientes, mencionan otro producto (bisphenol-A), como una sustancia presente en algunos recipientes de plástico (incluyendo biberones). Esta sustancia ha sido vinculada a problemas reproductivos y cáncer en ratas de laboratorio.

Sin embargo, si bisfenol-A plantea los mismos riesgos a los seres humanos, y si la pequeña cantidad del producto que podría ser ingerida a través de la utilización de botellas de plástico, es lo suficientemente grande como para ser motivo de preocupación, son todavía objeto de un debate considerable en lugares como California, en donde se llegó a prohibir el uso de biberones de plástico en menores de tres años.


Pero esa decisión, según afirman algunos analistas, se basa más en razones políticas que científicas.

Lo cierto es que organismos gubernamentales norteamericanos, europeos y japoneses, de forma coincidente concluyen hasta ahora, que la exposición de este producto en las personas es insignificante para ser considerado un riesgo a la salud.


Por otra parte, la afirmación de que la congelación de las botellas de plástico puede liberar dioxinas cancerígenas en el agua que contienen, atribuidas erróneamente a la Universidad Johns Hopkins en una falsa advertencia también distribuida vía correo electrónico desde 2004, ha sido desmentida por la propia Universidad.

El investigador Rolf Halden, profesor asistente en el Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental y el Centro para el Agua y la Salud de la Johns Hopkins Bloomberg School, experto en la investigación de la contaminación por dioxinas en el medio ambiente, explica que no hay dioxinas en el plástico, y por lo tanto, la versión de la presencia de las mismas en botellas congeladas es una auténtica leyenda urbana (5).


Lo curioso en este caso, es que aún si existieran dioxinas, el congelamiento trabajaría exactamente de forma contraria a como clama el mensaje, limitando su liberación.


Según Halden, en todo caso la gente debe preocuparse más por la calidad del agua potable, que por el recipiente de plástico que la contiene.





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