Las formas de producción y consumo de hoy en día están
convirtiendo el planeta en un auténtico basurero.
La generación de residuos en la
sociedad actual
La generación de una excesiva
cantidad de residuos domésticos se ha convertido en un gran problema en la
sociedad actual.
Además, la situación se agrava por
el ineficiente manejo de la basura, que provoca contaminación, problemas de
salud y daños al medio ambiente.
La solución pasa inequívocamente
por el reciclaje, ya que de los 15 millones de toneladas de basura doméstica
que se generan anualmente en las ciudades, más del 65% es recuperable o
reciclable.
Por ello, es necesario que los
ciudadanos tomen conciencia de la importancia que tiene la prevención y
utilicen de forma efectiva los contenedores que al efecto se encuentran en
todas las ciudades españolas.
Hasta ahora se ha vivido bajo la
ilusión de que la Tierra es como una gigantesca pieza de recambio que podrá
sustituirse cuando se haya deteriorado definitivamente.
Este pensamiento podría definirse
como el máximo exponente de la "cultura del derroche", la
"cultura de usar y tirar".
Sin embargo, los recursos naturales
del entorno son pobres y limitados.
Con la actitud actual se está
empobreciendo la calidad de vida e hipotecando el bienestar de futuras
generaciones. Sólo hay un planeta Tierra y no tiene recambio.
A lo largo de los últimos años ha
quedado fehacientemente demostrado que las actuales formas de producción y
consumo imperantes en la sociedad producen ingentes cantidades de residuos, y
que éstos se han convertido ya en uno de los problemas más alarmantes que tiene
el mundo.
Diariamente se tiran toneladas de
papel, plásticos, metales, materiales informáticos, productos químicos, etc.
Los gobiernos tienen ya verdaderos
problemas para almacenar o destruir todos estos residuos y algunos países se
están convirtiendo en los basureros del mundo a cambio de un poco de dinero
llevándoles, una vez más, a la explotación de los países mal llamados
desarrollados, que son los que producen estos residuos.
La degradación del medio ambiente
es, en gran medida, una consecuencia derivada de la acción desmesurada e
incontrolada de los sistemas económicos y productivos vigentes en este último
siglo.
El aumento en la producción de
residuos, la transformación del espacio, la contaminación generada, etc., son
los efectos negativos de un fuerte crecimiento económico que, paradójicamente,
no siempre trae como consecuencia el desarrollo del progreso técnico en todos
los sentidos ni favorece un nivel de vida y del confort sostenibles.
Los residuos son elementos que
provienen de todas las actividades humanas al ser desechados como inservibles o
superfluos; la clasificación o selección en origen es la acción por la cual los
ciudadanos pueden contribuir a facilitar la recogida selectiva de los mismos,
para desarrollar posteriormente la cadena de reciclado, a través de los
contenedores de recogida selectiva que se pueden encontrar en las calles de
todas las ciudades.
Todos los ciudadanos tienen una
noción más o menos clara de que las basuras son un problema de higiene pública,
al que se dedica una buena parte de los presupuestos municipales.
El gran problema de los residuos
El aumento de población y el
desarrollo de la sociedad de consumo plan-tean uno de los mayores problemas
actuales: la creciente generación de residuos sólidos urbanos y su necesidad de
reciclarlos y de reducirlos.
Cada español tira aproximadamente
500 kilos de basura doméstica al año, una media algo inferior a la europea, que
ronda los 550 kilos.
Los residuos no aprovechables
constituyen un problema para muchas sociedades, sobre todo para las grandes,
así como para el conjunto de la población del planeta.
Ello se debe a que la
sobrepoblación, las actividades humanas modernas y el consumismo han
incrementado mucho la cantidad de basura que se genera.
Ello junto con el ineficiente
manejo que se hace con dichos residuos provoca problemas tales como la
contaminación, que produce problemas de salud y daño al medio ambiente, además
de poder provocar incluso conflictos sociales y políticos.
Algunas soluciones generales al
problema de la basura serían reducir la cantidad de residuos generada,
reintegración, dentro de sus posibilidades, de los residuos al ciclo
productivo, canalización adecuada de residuos finales, entre otras.
Por otro lado, si el aumento del
consumo no cesa, la cantidad de basura reciclada nunca llegará al nivel de la
basura producida.
Desde la implementación de los
sistemas de reciclaje no ha disminuido la cantidad de basura, sino que ha
aumentado por el aumento constante del consumismo.
De esta forma, la supuesta solución
se convertiría en sólo un paliativo y una forma de organizar los desechos para
abaratar los costos de las materias primas.
De todas maneras, el reciclaje es
una práctica en la que queda aún mucho trabajo por realizar, pero que se
presenta como la única posibilidad de futuro.
Las medidas de reducción de
residuos pueden agruparse en:
Prevención: comprar productos con
el mínimo embalaje y el mínimo envase, no consumir innecesariamente, disminuir
la cantidad de desechos potenciales, comprar productos con etiquetas
ecológicas, ecodiseño, etc. · Reducir: intentar deshacerse del mínimo de
residuos posibles.
Reutilizar: intentar alargar la
vida de los productos y en el caso de que el producto no sirva para su función,
intentar darle otros usos.
Reciclar: cuando no se tenga más
opciones que deshacerse de un producto hay que hacerlo con responsabilidad y
llevarlo a su correspondiente contenedor de la recogida selectiva, al punto
verde, al punto limpio, etc. o bien al sistema de gestión de residuos que sea
propio del municipio o región donde se encuentre el usuario.
La bolsa de basura
Se equivoca quien piense que todo
lo que se tira al contenedor es basura, pues se entiende como tal todo material
considerado como desecho y cuya eliminación es necesaria.
De los casi 15 millones de
toneladas de basura doméstica que se generan anualmente en las ciudades, más
del 65% es recuperable o reciclable. A esto hay que añadir los residuos
industriales, los desechos mineros, las basuras agrícolas, los lodos de
depuradoras, etc.
Es necesario preguntarse, ¿dónde se
va a tirar tanta basura? Los vertederos se están quedando sin espacio,
provocando, como consecuencia inmediata, el aumento de los vertidos
incontrolados y la contaminación que les acompaña.
Las incineradoras, propuestas como
solución en este sentido, además de contaminar tampoco constituyen un camino
adecuado, pues continúan desaprovechando el potencial de riqueza que se esconde
en la basura.
Lograr la máxima valorización y
recuperación de la materia inerte reciclable depende de una eficiente selección
doméstica. El aumento de la cantidad de basura doméstica radica en la materia
no orgánica, es decir, susceptible de ser reciclada.
La basura es uno de los artículos
más importantes de la sociedad de consumo al formar parte de la vida de las
personas y de la de las sociedades contemporáneas.
La basura es inevitable, y está
incluida dentro de los impuestos municipales que pagan todos los ciudadanos a
sus ayuntamientos para su recogida y destrucción. Éstos tienen que tener flotas
de camiones de diversos modelos y contratar a cientos de empleados en una
empresa que trabaja con las más estrictas condiciones de cumplimiento de
horarios para recoger la basura de los barrios de las ciudades, los edificios y
las oficinas de las administraciones.
Afortunadamente ya existe una
creciente cultura de clasificación de la basura (orgánica, papel, vidrio,
plásticos, etc).
Es necesario adoptar una solución
desde el punto de vista ecológico, que no necesita de grandes tecnologías, ni
inversiones multimillonarias.
Se trata de aplicar planes de
ahorro, aprovechamiento y reciclado, acompañados por adecuadas compañas
formativas, que permitan el máximo rendimiento y la recuperación de todos
aquellos materiales presentes en la basura, pero aprovechables como materia
prima.
Al tirarse todo de manera
desordenada, mezclándolo además con desperdicios orgánicos, la basura se vuelve
sucia, mal oliente y peligrosa para la salud. Su destino son los vertederos,
donde los deshechos inorgánicos pueden quedar enterrados sin descomponerse
durante cientos de años.
En algunos basureros, los productos
inorgánicos son separados y clasificados para llevarse a las recicladoras
industriales.
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